En toda América Latina hubo violaciones a los derechos humanos,
sistemáticos, planificados y coordinados, incluso entre los distintos
países, y eso se vio claramente con el Plan Cóndor que incluyó a la
Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia”, afirmó la experta en
Ciencias Políticas y editora del Journal of Latin American Studies,
Rachel Sieder, catedrática del Instituto para el Estudio de las Américas
de la Universidad de Londres, quien junto al antropológo guatemalteco,
Carlos Flores, invitados por el Programa de Postgrado en Antropología
Social de la Facultad de Humanidades de Misiones (UNaM).
Posadas, Misiones (Patricia López Espínola/ Fotos: Adrián Abad/ Mónica Giménez). Ambos
presentaron el video documental “Rub’ el kurus” (Bajo la cruz), y
hablaron sobre el genocidio que sufren los pueblos a lo largo de la
historia. “Algunos países todavía discuten legal de lo que es o deja de
ser un genocidio, y según lo que entendemos tiene que ver con la
intencionalidad de extinguir un grupo en particular, que no
necesariamente debe ser un grupo étnico. Esto se está en discutiendo en
México por la muerte de un grupo de dirigentes estudiantiles, lo mismo
pasa con Chile, por los asesinatos en la época de (Augusto) Pinochet, y
sabemos que en la Argentina sí fue tipificado de esa manera, y ahora se
abrió otra instancia, con la inconstitucionalidad de la Ley de
Obediencia Debida y el Punto Final”, opinó Sieder.
Genocidios
Por su lado, el antropólogo Flores señaló que existen varios
tipos de genocidios: el que ocurre por hambre, falta de educación y la
marginación que de alguna hizo que desaparecieran los grupos indígenas, o
quedaron muy reducidos. El ejemplo más claro de indígenas que quieren
seguir siéndolo; pero también contar con derechos del Estado es el
movimiento zapatista de México. Ellos no quieren dejar de ser indígenas,
pero eso no significa que les guste vivir en la miseria y en la
pobreza”, dijo.
Territorialidad indígena
La
politóloga que reside en México, consideró que el tema de la tierra es
una lucha permanente de los pueblos de Latinoamérica. “Hay una misma
pelea para el reconocimiento de los derechos de la tierra por parte de
las comunidades indígenas. La mayoría de los países latinoaméricanos
ratificó el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), que incluye entre otros, el reconocimiento de sus derechos que en
algunos países avanzó más que en otros. Por ejemplo en Colombia hay
resguardos de territorialidad indígena, pero sin embargo no hay
protección, está metidos los paramilitares, narcotraficantes,
multinacionales y una parte de la lucha es por la legislación”.
Rachel
Sieder consideró que no se trata solo de tierras, sino también de
biodiversidad y recursos naturales, algo más grande y complejo que en el
sistema capitalista se tiende a pensar en un valor equis por
determinada cantidad de tierras, y en el pensamiento indígena es muy
distinto. Por ejemplo
la relación entre uso de tiempo y la cuestión
de valores y de tierras, depende de las zonas y de la relación d elos
pueblos indígenas con el sistema dominante. Pero la lucha por la tierra
es muy fuerte en todo el continente, porque en los 90 logramos algo de
reconociemiento legal y de derechos indígenas. Ya está planteado y ahora
viene la lucha por los recursos, en algunos países es el agua y en
otros el petróleo. Es decir que si se reconocen los derechos, también se
deben reconocer los bienes, y eso entra en conflicto con el sistema
dominante económico que tenemos, no sólo en la región, sino en el mundo
donde la explotación es a ultranza”, subrayó la académica.
Reconocimiento de los derechos indígenas
Flores
y Sieder coincidieron en que el derecho internacional es claro en el
convenio 169, cuando especifica que los indígenas tienen derechos
previos a derechos de los que llegaron después, sobre todo en las
tierras históricas, por ejemplo. “Obviamente que todos debemos convivir
en la misma tierra, pero el reconocimiento es un paso previo al de los
indígenas en general. Hoy no se puede hablar de educación bilingüe sin
hablar de la tierra, no se puede hablar de protección indígena sin
hablar de los medios para reproducir esa forma de vida”.
Flores
remarcó que una de las razones por las que “luchamos es por el
reconocimiento de los derechos de los aborígenes, entendiendo que ellos
incluyen derechos humanos como la defensa a la tierra, a la salud, a la
educación, a los alimentos, una forma de vida que no es estática porque
los pueblos indígenas no están congelados en el tiempo y cambian. Pero
para tener derecho a la diferencia, necesita disponer ciertos medios que
son propios de ellos, y si no se reconocen esos derechos se estaría
cometiendo un genocidio porque la única opción que les quedaría es
integrarse al sistema mayoritario imperante".
Aliados políticos
La
iglesia es otro tema de debate y preocupación para Sieder y Flores. “Es
un tema difìcil porque está presente la impronta de la historia de la
colonia y de la evangelización. Hay de todo: corrientes progresistas que
están comprometidas con las luchas sociales de los pueblos indígenas, y
otras que muy paternalistas, y lo cierto es que los pueblos más
desfavorecidos necesitan sus aliados políticos para concretar sus
demandas, y éstos pueden ser asociaciones, sindicatos, grupos
estudiantiles o la iglesia depende de su coyuntura y el trabajo social,
político y de defensa que realicen los grupos que defienden los derechos
humanos”, afirmaron los profesionales.
Ambos
pidieron que no se olvide el derecho de la consulta previa. En el
convenio 169 se destaca que los pueblos originarios tienen derecho a la
consulta previa, antes de cualquier inciativa de desarrollo que los
afecte. “Pero muchas veces se entiende que tienen derecho a ser
consultados, pero no a decir que No. La intencionalidad de los gobiernos
muchas veces perjudica a los pueblos indígenas con sus políticas
macroeconómicas, totalmente contrarias a los intereses de los más
desprotegidos”, subrayaron la experta en Ciencias Políticas y el
antropólogo.
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