“En la mayoría de las comunidades la desnutrición y la tuberculosis
conforman un combo mortal”, aseguró la médica del centro de salud de
Ruiz de Montoya, Mariana Mampaey, que desde hace más de 15 años atiende a
las familias mbya guaraní de la zona.
En la mayoría de las aldeas no se diagnostica la tuberculosis (TBC), y no porque no
exista la patología, sino por lo engorroso del trámite: no hay cómo
tomar la muestra para el cultivo de esputo, y cuando logramos hacerlo, hasta que se efectúen los análisis (cultivo de
secreción bronquial, baciloscopia y antibiograma), en Posadas, se
obtenga el resultado y lleguen los medicamentos a la comunidad, en el
camino, ese paciente va contagiando a muchos otros.
Ruiz de Montoya, Misiones (Patricia López Espínola/ Fotos: Axel Monsú).Los pocos médicos comprometidos con la asistencia sanitaria de los
paisanos, como la doctora Mampaey, hacen lo que pueden acompañándolos,
sin contar con los recursos necesarios. En las consultas detectan
múltiples cuadros clínicos que son tratados de la manera que pueden;
pero para un buen diagnóstico es necesario hacer análisis y placas, y
no hay forma de realizarlas por las enormes distancias, los traslados
son complicados, la cobertura que pueden los médicos hacer es limitada e
insuficiente.
En el 2009 en Ruiz de Montoya murieron siete niños mbya guaraní menores
de tres años debido a la enorme desprotección que padecen; los
profesionales sostienen que es muy dificil hacer algo porque la pelea
más dura con los blancos es por la tierra, y ahí hay intereses muy
fuertes.
En Ruiz de Montoya hay 500 indígenas; pero pareciera que nadie los ve,
para algunos sólo existen unos pocos que andan dando vueltas por
Cataratas o por las Ruinas de San Ignacio. “Es terrible ver su dolor y
no poder hacer nada, y más para un médico, aún cuando hacemos todo lo
que podemos, pero a veces nos preguntamos si no es puro voluntarismo,
porque la ambición blanca es tan terrible que las intenciones chocan
contra ellas, y con esa ambición se está destruyendo el planeta.
Justamente nosotros deberíamos aprender -por la forma de vida de los
guaraníes- que es malo tener mucho, debería darnos verguenza”,
reflexionaron los profesionales.
El centro de salud de esa localidad, inició desde hace unos años, una
campaña para que todas las mujeres mbya guaraní tengan el estudio de
Papanicolau y HPV. De 200 estudios relevados, ya se operaron cinco
mujeres de cáncer de cuello de útero, una alta prevalencia en mujeres de
esa etnia.
Círculo vicioso
Según el responsable del programa Médicos
Comunitarios para los Pueblos Originarios del Ministerio de Salud de la
Nación, con los aborígenes ocurre un círculo vicioso: “se enferman
porque están mal alimentados y después la misma enfermedad les impide
alimentarse, y los los pacientes tuberculosos sólo pueden enfrentar el
tratamiento si están bien alimentados; si les dan remedios pero no
comida, es igual que nada”, admitió.
Para los pediatras que asisten a las familias mbya guaraní de Tacuapí,
de comunidades del Parque Cuña Pirú (Tamandua-í, Ñamandú, Ijovhí,
Tupambaé y Caavhí) el problema real no es la salud, sino la nutrición.
"El 50% de los niños de las comunidades hasta los 6 años está desnutrido
y alrededor del 20% se muere antes de cumplir los 4 años. Estos números
no figuran en las estadísticas en forma real, porque la mayoría de
estos chicos ni siquiera fueron inscriptos".
Además, cuando fallecen los entierran en los cementerios aborígenes y
nadie se entera de la existencia de esos chicos que no están en los
registros. "En los casos que nos toca certificar una muerte, muchas
veces certificamos la no presencia de signos vitales y respecto de las
causales, generalmente la más es visible es la consecuencia de la
desnutrición, porque es imposible realizar una autopsia
También en los cementerios municipales están enterrados muchos de estos
niños que oficialmente no fueron registrados porque no contaban con un
certificado de nacimiento; por lo tanto no se les puede hacer un
certificado de defunción. "Lo que se hace, cuando en la misma aldea no
se los enterró, es un sepelio cristiano, colocándolos, cuando mínimo en
un cajón.
A medida que se recorren las comunidades alejadas de las rutas
misioneras, la ausencia del Estado provincial es notable. No tienen
asistencia por parte de la Dirección de Asuntos Guaraníes, y los
caciques son muy críticos con la gestión de su titular, Arnulfo Verón.
Lucha contra la desnutrición
Hace unos años, la doctora
Mampaey, visitó el Centro Nacional de Investigaciones Nutricionales de
la provincia de Salta, donde aprendió una receta muy sencilla y práctica
para brindar a los niños las calorías necesarias y evitar la
desnutrición y los problemas que ella implica. Se trata de una
combinación de cuatro kilos de leche en polvo con un litro de aceite y
un kilo de azúcar por mes, por niño y con ello se cubre la cantidad de
calorías básicas, para que crezca y no esté desnutrido. Si bien estos
alimentos son para un chico, el primer problema que surgió es que en
cada casa no hay un solo niño desnutrido, sino que toda la familia tiene
problemas con la alimentación. "Por eso ya no hablamos de hambre de un
chico, sino del hambre de toda la familia".
Derecho a tener salud
Paradójicamente, la vicegobernadora
de la provincia, Sandra Giménez (actual senadora nacional) y médica
pediatra, dijo, hace unos días, al entregar insumos hospitalarios para
el re equipamiento del centro de atención primaria de la salud de la
aldea mbya Tekoá Poty de Puerto Leoni, que “existe un compromiso con la
salud en estas comunidades”.
Giménez sostuvo “es razonable que las comunidades aborígenes tengan
derecho a contar con un centro de atención primaria que les permita el
acceso real a la salud. Ese compromiso lo vamos a renovar en la
Provincia”.
Dijo que "de eso se trata, de continuar trabajando para
encontrar el mejor camino que nos permita sentir que nacer y vivir en
Misiones, construir sueños en Misiones es posible y vale la pena. Vale
la pena en cuanto cada uno seamos parte de este proceso y responsables
de las soluciones, por eso es importante el compromiso de toda la
comunidad, que aprendan a vacunarse, a hacerse los controles cuando la
mujer está embarazada, aprender a traer a los niños, mujeres y hombres a
tiempo al centro asistencial para poder tener una mejor salud. Porque
no alcanza con tener una infraestructura y una tecnología adecuada, no
alcanza con los recursos humanos a mano de la comunidad. El desafío con
los mbya guaraní es que entre todos podamos entender que a pesar de las
distancias, hay que ir a buscar la solución. Nos comprometernos a pensar
en una infraestructura mejor; con el ministro de Derechos Humanos vamos
a plantear formalmente al Gobernador, la posibilidad de que a través de
la Dirección de Asuntos Guaraníes, se compre por lo menos un móvil
específico para cada zona sanitaria. Nos llevamos ese desafío pero
también les pedimos a ustedes que sean capaces de salir de su comunidad,
ir a buscar salud, trabajo, producción, educación; porque o si no, la
inversión que no es para nosotros sino para ustedes, no tendrá sus
frutos”, concluyó la mandataria. (Publicado en Febrero de 2010)
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