Mientras la sociedad aprecia y tiende a sobreestimar a una persona políglota, el bilingüismo es un campo poco explorado. Si por añadidura el sujeto bilingüe pertenece a una cultura originaria, como la guaraní, es común que su capacidad sea invisible - y subestimada- para la sociedad que lo rodea, reacia a aceptar la diversidad. La educación bilingüe se vuelve -en este contexto- instrumento de dominación y se pierde la enorme riqueza que irradia y proyecta sobre el conjunto social el individuo que a través del habla habita dos culturas.
"El bilingüismo es como una casa con dos ventanas, dos lenguas que representandos sistemas de vida diferentes, recreados y sustentados a través del habla", explicó Bartomeu Melià, uno de los más prominentes especialistas en lengua y cultura guaraní.
Posadas, Misiones (Patricia López Espínola/ Fotos: Adrián Abad). Promotor de la “democracia lingüística” y crítico del abordaje convencional a la problemática del bilingüismo, Meliá no duda en exaltar -contraponiéndolo al universo de la escritura que deviene a menudo en instrumento “matador de libertades”-el valor de la cosmovisión subyacente a las lenguas transmitidas por tradición oral. «La lengua es ágrafa, no tiene ni esto ni aquello si nos ponemos a comparar el español tiene cinco vocales y el guaraní doce. Pero esas cosas no tienen importancia.En el lenguaje de la escritura más bien fue la grafía la que fijó y congeló la sabiduría”, remarcó. “Las lenguas escritas son diferentes a las habladas, mucho más de lo que creemos- advierte Melià- incluso aquellas que podrían serlo, no lo son. Y si no, habría que ver cuántos alemanes, suecos, e italianos que viven en Misiones abandonaron su experiencia bilingüe”.
Meliá, quien fue uno de los principales expositores durante el Primer Congreso del Mercosur de Interculturalidad y Bilingüismo, nació en Porreres, Mallorca, España, en 1932, es sacerdote jesuita. Sus conceptos y posturas respecto a la problemática aborigen y a su relación con el lenguaje y la religión, se alimentan de su larga estadía en Paraguay, país al que llegó en 1954 y donde inició el estudio de la lengua y cultura guaranícon, el padre Antonio Guasch. Meliá accedió al doctorado en la Universidad de Strasbourg, Francia, en 1969 con la tesis "La creación de un lenguaje".
"No se dice lo mismo en dos lenguas"
El jesuita dijo que la educación bilingüe “no es propia de las lenguas, sino que son dos educaciones. En esto tiene mucho que ver el Estado, es un error creer que con la educación bilingüe se sustituye una lengua por otra. No se dice lo mismo en dos lenguas. No puedo decir en guaraní azul o verde porque no hay distinción entre azul y verde, entonces, ¿los guaraníes que están en la selva no ven el verde?", se preguntó.
Pidió que se utilice el sentido común cuando se habla de educación bilingüe,es como tener la casa con dos ventanas,una mira hacia el cerro y la otra al río,“son dos visiones, y esto hay que mantenerlo. El bilingüismo es creación y mantenimiento de dos cosmovisiones; pero no un doblez; puede entrar en tensión en algún momento con quien la ejecuta; pero después deben conocerse y entrar en el diálogo propio de la lengua que sólo se da cuando educador y educando se complementan. En el caso del guaraní, es la única lengua en la que se puede decir: "Yekoñandeva": Yo soy nosotros, y no "Yo soy yo", como se diría en otra lengua. Ese tipo de diálogo en lenguas diferente es posible si los buenos educadores se muestran abiertos hacia los indígenas. Y no son ellos los que están cerrados a las innovaciones, son los educadores convencionales quienes por ignorancia, se asustan de tener que dar un paso al frente, como si fuera un paso atrás".
Recuperar el valor de la lengua
Meliá consideró que uno de los grandes problemas del mundo que definió como colonial es comparar por negación. Ante un atento auditorio, recordó que sus abuelos eran analfabetos, "y yo no sé si por nostalgia o por cariño, nunca conocí personas más sabias que ellos", confesó.
“Tenemos que recuperar el valor de las lenguas, de la transmisión de la sabiduría a través de la lengua. Lo que nosotros somos lo sabemos por la lengua que hablamos el 90% de nuestro día. Y lo dice alguien que pasa muchas horas frente a una computadora inventando letras. Gracias a Dios, la mayor parte de la gente no lee todos los días, pero habla, ni siquiera piensa, habla, es que la que nos comunica es la palabra”, agregó. “Y eso que el colonialismo hace todo lo posible para sustituir la palabra propia por palabras prestadas. Nosotros no hablamos la lengua que escribimos. Me parece un contrasentido hacer un programa de bi-alfabetización, porque es tomar como diferente lo que es una misma cosa. Yo no me alfabetizo de nuevo al pasar al inglés, o al francés, en todo caso me nutro", ejemplificó Melià.
La escritura es poder
Melià enfatizó que "en la escritura hay que reconocer el poder, la escritura es poder. Una lengua a través de la cual no podamos ser entendidos por el pueblo, es una lengua servil y es imposible que un pueblo que hable esa lengua se mantenga libre, por eso la escritura es ejecutora en el sentido de matadora de libertades. Hay lenguas promovidas por el Estado que son instrumentos de dominio y servilismo y la democracia pasa necesariamente por una democracia lingüística, y el bilingüismo tendría que llevarnos a ella, el docente de educación bilingüe debe hacer reflexiones para hacer su tarea. Y no es necesario ser doctores, porque el sentido común es el mejor de los doctorados, los que orientan la educación bilingüe tienen que tener ideas; pero también conservar el uso de la lengua"
El linguista señaló que la cultura indígena existe "con una persistencia que a muchos los pone nerviosos; pero que demuestra el grado exitoso de su cultura. El aborigen educado nunca deja de serlo porque ya tuvo una buena educación, aunque algunos dejan de serlo, precisamente, porque pasaron por el escalón de la mala educación. Hay cosas de la educación indígena que serían excelentes para la educación nacional, especialmente en ambientes rurales. Pero la escuela no tiene que ver con la educación, tiene que ver con la merienda escolar, con el maestro y con el uso del local escolar", reflexionó.
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